El acto de presupuestar también está influido por la cultura, nuestra propia actitud o hábitos económicos, y la etapa en la que estamos en nuestras vidas. Es importante saber lo que estas realidades representan en el acto de presupuestar.

La cultura en la que vivimos, las enseñanzas de nuestros padres, y nuestras filosofías personales sobre el dinero influyen mucho en nuestro comportamiento financiero.

Cuando uno analiza la forma de presupuestar de las personas, éstas se pueden clasificar, a grandes rasgos, en tres categorías:

a) Los que no presupuestan y no conocen su flujo de efectivo: Generalmente estas personas carecen de  experiencia en cómo planificar sus gastos e incluso les puede resultar difícil calcular su flujo de efectivo actual.
Muchas veces creen—erróneamente—que se necesita mucho dinero para presupuestar.

En otros casos, las personas no planifican sus gastos porque no quieren o no quieren invertir tiempo en el  cálculo de su flujo de efectivo y elaboración del presupuesto. A veces las personas creen que presupuestar
será demasiado difícil para ellos. Otras personas no creen que su futuro pueda ser mejor o que puede haber mejoras con su propio esfuerzo.


b) Los que tienen presupuestos rudimentarios: Estas personas pueden conocer su flujo de efectivo actual, pero su planificación para el futuro es insuficiente. Por ejemplo, pueden tener un presupuesto que planifique algunos gastos y metas de corto plazo, pero que no contemple los gastos y las metas de largo plazo.

De la misma forma, puede planificar para sus metas de largo plazo, sin considerar cómo los gastos diarios influyen en su capacidad para alcanzarlas. O bien, su presupuesto puede tomar en cuenta muchos gastos de corto y largo plazo, pero no establecer metas específicas de ahorro para poder enfrentar los gastos imprevistos.

Otros  presupuestos rudimentarios contemplan una sola meta financiera, sin tener en cuenta otras metas también importantes. Otros presupuestos rudimentarios son los que fijan metas muy altas, sin programar los pasos incrementales que uno necesita tomar para alcanzarlas.

c) Los que presupuestan con regularidad: Estas personas tienen presupuestos adecuados y los revisan de vez en cuando para asegurarse de que contemplan los cambios en sus situaciones materiales o los cambios
en sus metas personales. Estas personas—que pueden ser de cualquier nivel socio-económico—no  necesariamente cumplen con sus presupuestos todo el tiempo, pero algunas personas sí lo hacen y de esta
forma van logrando la independencia financiera.