Cuando uno fija sus metas, es importante considerar la etapa de la vida en la cual se encuentra.
Cuando uno es joven, sus metas son diferentes de cuando uno es ya mayor de edad. Tanto los jóvenes como los viejos deben prepararse para el futuro, pero las necesidades de corto plazo serán diferentes. También, al prepararse para el futuro, los pasos que uno debe tomar son diferentes.
Para ilustrar esto, podemos tomar como ejemplo los tipos de metas que puede tener una persona según su etapa en la vida financiera.
El ahorro de personas que inician su vida laboral usualmente está enfocado en metas como estudios, o adquirir ciertos bienes.
Más adelante, es usual que se enfoquen en metas asociadas con la familia, vivienda y otros. También una meta, por ejemplo, el contar con una pensión, varía en cuanto a su prioridad y pasos necesarios para alcanzarle dependiendo de la etapa de la vida financiera de la persona.
Por ejemplo, un joven tiene muchos años durante los cuales puede ir ahorrando dinero para la tercera edad, pero una persona mayor ya no cuenta con tantos años durante los cuales ahorrar. Entonces, mientras el joven
puede ahorrar montos más pequeños todos los años, el que es mayor de edad debe ahorrar montos mayores si no cuenta con un fondo de reservas suficiente para su jubilación.